Quisiera que mis ojos fueran fuente
y llorar noche y día sin descanso
sobre esta tierra que arde impunemente
volviendo estéril…, lo que fue un remanso.
El verde que alegraba mi mirada,
hoy, solo son cenizas y carbón,
el paisaje que me identificaba,
hoy hace que me llore el corazón.
Que duro, contemplar como la llamas
devoran el encanto de mi tierra,
que duro ver familias y sus dramas
llorando los desastres de esta “guerra”.
Mi mente se retuerce de impotencia
viendo arder los rincones de mi paz,
rincones, que avivaban mi vehemencia,
que daban a mi alma libertad.
Solo me queda un grito de coraje,
un grito de condena…, lastimero.
Para esos…, que quemaron mi paisaje
¡Que ardan en el infierno…., con su fuego!